Dolor ajeno

Siempre procuro no entrometerme mucho en los asuntos de los demás, porque siempre terminaré padeciendo su dolor.
Justamente como dice el título... dolor ajeno. Es como la pena ajena, pero esto es más... sincero.
Hoy, me enteré de algo que sabía que pasaría, que pude haber evitado fuera tan doloroso... que, no sé... tal vez pude haber arreglado.
Hoy... supe que a Verónica, amiga de la taquilla, la cortó su novio... el puto de Marcos.
Hoy... mi ira hacia él se incrementó más. Al principio era porque yo pensé que quedaría como el perro de las dos tortas, y no sabía por qué Laura siente algo por él... pero ahora, me doy cuenta que es alguien despreciable.
Que bueno que haya cambiado a Vero por alguien tan mierda como es Laura.
Pero yo soy aún peor que los dos.
Pude haberle dicho a Verónica que Marcos tenía algo con Laura... ¡porque los vi más de una vez!
¿Por qué...? ¿Por qué me callé todo?
La verdad no lo sé. Tal vez porque no quería meterme en asuntos que no son míos. Tal vez porque pensaba que Marcos se lo diría. Pero esos eran sueños útopicos.
Como los que siempre tengo, con todas las personas que conozco, con cada situación. Con todo. Por eso me la paso evaluando las cosas... y siempre saco hipótesis, teorías de lo que podría pasar. Creo escenarios, pero siempre, los que más quiero que se den... jum, no se darán.
¿Por qué fui tan idiota y no le dije a Verónica? Dios... y me considera su amigo.
Tal vez... tal vez porque sentía algo minúsculo por Laura, pero, vaya, que miserable me vi.
Ahora, sin querer hacerlo, hice llorar a alguien querido.
Y como si no fuera suficiente, me faltaron dos mil seiscientos pesos.
La verdad... me siento frustrado. Todo empezó a salir mal, pero fue por las ideas que se me metieron en la mente. Fue una nube de enojo lo que me cubrió después de hablar con Benjamín. Al final de cuentas, quien terminó más molesto fue él y sólo se molestó con él... yo, me molesté conmigo mismo. Con él... yo no puedo molestarme con las personas.
Yo sólo puedo molestarme conmigo. Porque no soy alguien que valga la pena.
Chale, y lo peor es que quise llorar, pero no pude... ni siquiera reconfortarla pude... ¿qué clase de persona tan miserable soy?
No merezco ni tener amigos. Al menos, si me van a despedir mañana... haré que me corran ellos, yo no firmaré mi renuncia.
Quisiera volver a empezar mi vida, desde el principio... pero con el conocimiento que tengo. Tal vez así pueda ser feliz.
Lamentablemente, sabemos que eso no es posible. Tengo que aguantarme y caminar por el sendero que escogí. Ahora sé lo que se siente, que te echen en cara tus palabras.
Pero, bueno. Sé que a nadie le interesa esto, y, por más absurdo que suene, me desahogué un poquito.
No puedo dormir tranquilo, pero al menos... puedo llorar.
Lo único que me pasa... es que... es la primera vez, la primera vez... que me arrepiento de lo que hice. Vaya, el remordimiento es cabrón.