Tiger Clashers
Desde hace unas semanas, a Akira y a mí se nos dio por hablar mucho de Dragon Ball, en especial de Dragon Ball Z. Es una magnífica serie, aunque también hablamos de las metidas de pata de la trama, pero, fuera de eso, es algo que nos gusta a ambos.
Desde hace una semana le dije "¿qué tal que si hacemos un remake de toda la historia, metiendo nuevas habilidades, ataques, personajes, y un mejor final?". Me respondió que sí, y, bueno, después de unas cuantas semanas, hemos terminado dos capítulos. Más que nada, la historia la basamos en Viaje al oeste, historia de la cual surgieron un chingomadral de historias más, entre ellas, Dragon Ball.
Ahí les va el primero. Ah, sí, a ver si saben quién escribe cada capítulo.
¿Te has preguntado cómo comenzó todo? ¿Cómo el tiempo fue, es y será tiempo? ¿Qué hay de cierto en la vida y su origen? Ninguna de estas respuesta yo te puedo dar, mas hay alguien que logró desafiar las leyes de la muerte, logró enfrentar a los dioses y salir victorioso.
No obstante, el creador de todo, Dios de dioses, logró detener a este personaje. Su bondadoso corazón no le permitió quitarle el don de la vida, pero se decidió por quitarle la inmortalidad de la que gozaba nuestro personaje, a cambio de una promesa, la de recuperarla a cambio de completar un viaje en un futuro lejano.
Nuestro personaje, de esta forma, fue encerrado dentro de una estatua, para así conservar su vitalidad y juventud, sin moverse, sin poder vivir como se debe, una estatua hasta que su destino así lo indique.
-Odiaría que la leyenda de los pergaminos del tigre fuesen una mentira y haya viajado durante 3 meses en vano –decía un joven que no superaba los 15 años de edad, su piel era bronceada, de ojos oscuros y cabello castaño rojizo, facciones que eran propias de los pueblos sudamericanos, su altura no superaba el metro y sesenta y cinco.
-No sé cómo me dejé convencer para que me llevaras en tu viaje, una bella señorita como yo viajando con su estúpido hermano gemelo. Hermano el cual fue engañado para encontrar unos trozos de papel que le otorgaran poderes mágicos o alguna tontería así –Reclamó una chica de la misma edad, de facciones delicadas, piel bronceada, de cabello más claro que su hermano, y más baja que él.
-¡Cállate! Además, es un deseo, sea cual sea, sin reglas.
-Tú y tus historias, lo mismo dijiste cuando te vendieron una “lámpara mágica”.
-Eso no fue mi culpa, ¿Cómo iba a saber yo que era falsa y que no había genio hay dentro?
-¿Crees que si hubiese habido un genio el tipo te la hubiese vendido? Un poco de razonamiento hermanito.
-Bien, pero te digo, esto es real.
Ellos son Dana y Chin, son hermanos gemelos, que provienen de una familia bastante acaudalada. Pero ellos no se encontraban felices con su vida, no señor, ella por su parte estaba adelantada dos años en la escuela y ya estaba algo cansada del ritmo que le exigían, por otra parte, su hermano había repetido un año y le fascinaban las historias que involucraban magia, fantasía y sobre todo aventuras, él esperaba un día llegar a tener su propia aventura, cosa que ahora estaba logrando.
¿Cómo fue que acabaron aquí? Era un día de verano antes de que empezara el segundo semestre en la escuela donde ellos estudiaban. Chin, por ser un chico bastante curioso a veces llegaba a caer en la ingenuidad e incluso a la misma estupidez, por esa razón a veces era víctima de engaños, bromas y otras cosas por parte de sus compañeros, pero ese día él conoció a un hombre ya bastante anciano que vestía como un monje tibetano.
Aquel hombre se le acercó, y le sonrió de manera muy amable, y le dijo “Eres la persona indicada para terminar mi viaje, tienes un alma bastante pura, y tus deseos de aventura van más allá de lo que tú te pudieras imaginar” Dicho esto, le entregó un trozo de papel, bastante viejo, casi que se hacía añicos y le dijo “Este es uno de los 5 pergaminos secretos del tigre, sólo he logrado encontrar uno en toda mi vida, pero sé que si sigues a tu corazón mejor que yo encontrarás los demás” terminadas sus palabras el anciano siguió su camino dejando al muchacho con la mayor de las emociones, su búsqueda mística había comenzado.
Esa tarde llegó a casa como era costumbre, sus padres no estaban, la servidumbre bastante ocupada en los quehaceres y siempre solo en ese mar de gente, hasta que llegó su hermana quien volvía de sus clases de violín veraniegas. Chin le contó a Dana sobre los pergaminos, en un principio ella se rehusaba a escuchar a su hermano, hasta que éste la llevó al computador y buscaron acerca de la leyenda de los pergaminos secretos del tigre. Teniendo como único referente, casi irreal, de quien era ahora el gobernante del continente, Dana decidió por fin acompañar a su hermano, quizás porque estaba aburrida de su rutina diaria, quizás porque también le surgió el interés por la leyenda, o sencillamente para no dejar solo a su hermano, sólo ella lo sabe.
Durante un mes han viajado haciendo muchas peripecias, cruzando lugares inhóspitos, durmiendo a la intemperie, cosas que en su vida jamás habían hecho o pensado hacer.
-¿Sabes? Estoy cansada de hacer esto, un mes y nada, y tengo piquetes sobre los piquetes… ¡Chin! ¿Me estás escuchando?
-Sí, pero deja de chillar tanto, estoy seguro que el segundo trozo está cerca.
-Eso dijiste hace una semana y todavía nada.
-Es que ahora estamos a una semana más cerca que antes je, je, je.
-¡No me vengas con esas patrañas!
-Bien, bien. Dios, qué carácter.
-El mapa… préstame el mapa, quiero saber dónde estamos.
-El mapa, sí, aquí está… no espera, estaba por aquí… o quizás por acá…
-Chin, que no sea lo que pienso que está pasando.
-No, el mapa está aquí tranquila, sé que no lo cambié por… oh Dios…
-CHIIIIIIIN.
-Dana, este… yo te puedo explicar… digo… teníamos mucha hambre y no nos quedaba dinero, además que sabes que no había cajero… digo… ¡También es tu culpa!
-¿¡Mi culpa!? No puedo creer lo sínico que eres.
-Si tú tampoco hubieses tenido hambre no hubiese tenido que cambiar el mapa por esas manzanas, además te comiste más de la mitad de ellas.
-¿Qué no podrías haber intercambiado el mapa por un cerebro?
-¿Qué?
-Eso, si tuvieras aunque sea un poco de sesos no nos hubiésemos metido en esta situación.
-Oye, eso me ofende.
-Pues que bueno, porque eres un idiota, no sólo estamos metidos en un viaje sin sentido, sino que además nos perdimos y fue porque eres un idiota.
-Oye… oye… ¿Dana a dónde vas?
-Me vuelvo a casa.
-Pero no sabes el camino, te vas a perder…
-Bien dicho genio. Sabía que esto era una tontería –Dijo Dana mientras se devolvía por el misterioso bosque en el que estaban inmersos, un bosque poco denso, pero con los suficientes árboles como para ser llamado bosque.
Chin comenzó a seguir a su hermana que cada vez se alejaba más, siendo más complicado el seguirla, debido a que de un momento a otro la vegetación comenzaba a cambiar, hasta que llegó el momento que Chin perdió de vista a su hermana Dana. Chin se sintió perdido y solo, ya no veía a su hermana, y el bosque había cambiado de forma.
El muchacho desconsolado comenzó a correr a toda prisa hacia donde estaba el sol, que era la dirección que había tomado su hermana, arrancando ramas y maleza de su camino, hasta que tropezó con unas raíces que estaban más prominentes en el suelo y se fue de cara en contra de este, su frustración fue latente, y su culpabilidad por haber perdido a su hermana y por todo era grande, tanto que comenzó a llorar desoladamente.
En ese momento sintió una especie de lamento también, y alzó la mirada, en frente de él se encontraba una especie de pirámide escalonada bastante alta, y lo único que pasó por su mente en ese momento fue que era lo suficientemente alta, y que allí o estaba su hermana o podría serle más fácil encontrarla desde las alturas. Rápidamente corrió hacia el lugar y subió la mayor cantidad de escalones que pudo, sin darse cuenta unas extrañas sombras lo perseguían, y antes de llegar siquiera a la mitad se encontraba exhausto.
-Maldición, nunca pensé que esta pirámide fuese tan grande… -Dijo jadeando- Pero desde esta altura es seguro que encuentro a mi hermana –Recitó esperanzado mientras se volteaba a ver. Pero para su desgracia aquellas formas habían tomado forma antropóidea de más de dos metros de alto y dispuestas a matar al muchacho.
Una de las 6 sombras lanzó un fuerte puñetazo que Chin apenas logró esquivar y que destruyó el escalón en el que impactó. El miedo paralizó al muchacho que comenzaba a orinarse en sus pantalones, mientras otra de las sombras se abalanzaba, su miedo era tanto que apenas y reaccionó para eludir y salir corriendo del lugar. Como los escalones inferiores estaban bloqueados por aquellos seres, lo único que atinó fue a seguir subiendo.
El miedo de ser atrapado le daba el impulso para seguir subiendo cada vez más rápido, hasta que finalmente llegó a la cima de la pirámide, donde se encontraba una especie de templo, Chin por instintos corrió a refugiarse en aquel sitio, y en el centro de aquel lugar la estatua de lo que parecía un mono con forma de humano, vestido con vestimentas de un estilo armadura de los pueblos del lejano oriente, casi como un samurái pero sin tanta armadura. A los pies de ella lo que parecía un bastón de piedra pegado a un altar, y junto a éste, un montón de vasijas rotas que al parecer alguna vez contuvieron ofrendas como frutas, agua o de otros tipos.
-Que no me encuentren, que no me encuentren, que no me encuentren, que no me encuentren –dijo rápidamente el muchacho mientras lágrimas salían de sus ojos y se escondía debajo de la estatua de más de 3 metros. Comenzó a tomarse la cabeza mientras decía las mismas palabras cada vez más rápido, cuando escuchó un rugido a su lado. Se trató de una de las sombras que lo había encontrado y lo había golpeado con un fuerte puñetazo que lo mandó en contra de la pared, prontamente las otras sombras se reunieron en el lugar y alrededor del muchacho para darle muerte. El muchacho ya veía todo acabado cuando cerró los ojos y escuchó un fuerte impacto y al abrir los ojos su sorpresa no fue menor.
El mismo mono antropomórfico de la estatua estaba atacando a las sombras con el mismo bastón que ahora se veía como un palo café brillante con adornos rojos, además que aquel ser imponente como estatua no superaba más del metro ochenta, aún así, con una habilidad increíble comenzó a apalear a las sombras que caían a varios metros de distancia, pero rápidamente todas las sombras se unieron y formaron una especie de monstruo de brea que simplemente no tenía forma. Aquel hombre mono se le arrojó con una feroz patada voladora, pero al golpear al viscoso ser se hundió en él, y apenas pudo y logró sacar la pierna, de un momento a otro la masa oscura embistió al ser antropomórfico el cual salió volando por la entrada a aquel santuario impactando fuertemente con varios escalones. El hombre mono se incorporó rápidamente para saltar sobre aquella masa negra y comenzar a asestarle golpes con su bastón se forma bastante rápida y simultánea, de pronto le dio un golpe ascendente con su arma que lo alzó por el aire un par de metros, y aprovechando retrocedió unos metros para ganar más distancia, pronto vio a Chin que observaba la pelea con asombro y estupefacción.
El hombre mono se percató de aquello y corrió hacia el muchacho, lo tomó debajo del brazo y salió corriendo del lugar a saltos agigantados, Chin apenas y podía procesar lo que sucedía, mas no podía todo era tan irreal que pensaba que era un sueño.
-Muchacho, hueles mal, pero fuiste quien yo esperaba –dijo el hombre mono sin ver a Chin.
-Pe… ¿Perdón?
-Sí, hueles feo, enserio, como sea. Debemos escapar de esa cosa hasta que me sienta mejor, ya sabes eso de ser estatua por más de 4000 años es una barbaridad te digo, hace tiempo que no hablaba ¿Tienes idea siquiera lo que es no poder decir que quieres ir al baño? Bueno, creo que sí, te orinaste en tus pantalones ¿Qué edad tienes, 5? O sea, sólo un niño de 5 años o menos se puede orinar de esa forma en sus pantalones.
-Mi… ¡Mi hermana!
-¿Qué? Oye, oye no me confundas, ya de por si saber que a quien debo acompañar es a un muchacho que se orina solo es bastante raro. Ya explícate, que no tengo toda la vida ni el tiempo, bueno, tuve 4000 años siendo estatua, quiero recuperar el tiempo perdido.
-¡No, mono idiota! ¡Mi hermana está perdida! –Al terminar sus palabras, el hombre mono se detuvo abruptamente en su andar y dejo a Chin caer al suelo bruscamente.
-Escucha mocoso mal criado, primero Pantalones-mojados me debes más respeto porque salvé tu trasero de esas criaturas raras, segundo ¿Cómo que tu hermana está perdida? y tercero… aún no nos hemos presentado.
-¿Eh? Sí, me llamo Chin, y por favor, ayude a mi hermana. Ella se perdió en este bosque.
-Eso sí es complicado.
-¿Por qué?
-Este cochino lugar no ha cambiado en más de 4000 años, con excepción de la pirámide, y el monstruo negro que nos perseguía, sin olvidar esos árboles que han crecido mucho y el musgo que crece a su costado y me da asco la verdad. Pero sigue siendo el mismo cochino lugar. Acéptalo tu hermana ya murió, este bosque está encantado y nadie que se pierde aquí vuelve a su hogar, o por lo menos vivo.
-Ayúdeme por favor.
-¿Por qué? ya soy libre, no me interesa, es más, aquí te ves. Adiós –Dijo finalmente aquel ser mientras daba media vuelta y se largaba.
-Eh… -De pronto Chin comenzó a cambiar su expresión por una de rabia y pena – ¡Bien, si no me ayudas entonces lo haré solo!
-Hágalo solo, no me afecta.
El muchacho se levantó del suelo y salió corriendo en dirección opuesta al mono mientras gritaba el nombre de su hermana. Pasaban las horas pero nada lograba hallar y comenzó a frustrarse nuevamente, ahora se encontraba solo, y ni siquiera veía a aquel extraño ser que lo salvó.
Chin se sumía en una depresión inminente, pero luego escuchó un grito de chica, la voz de su hermana y fue corriendo en la dirección del sonido. Al llegar allá pudo observar como su hermana era atacada por un ser que estaba hecho de hojas secas y fango, él sin pensarlo aparentemente se lanzó en contra del ser que atacaba a su hermana, siendo inútil porque cuando dio el primer golpe su brazo se incrustó en el cuerpo del monstruo, su hermana nuevamente comenzó a gritar pero para advertirle que el brazo del repulsivo ser se convertía en una especie de bola gigante y estaba dispuesto a reventarle lo que golpeara con aquella masa viscosa.
Pero algo ocurrió en ese momento, el simio que lo salvó apareció nuevamente para salvarlo una vez más, pero esta vez él traía una especie de tiara en su frente, mas eso no le afectó en su manera de pelear, ya que le lanzó varios golpes con su báculo lo que provocó que soltase al muchacho. Luego con una serie que patadas rasantes sacaba pedazos de su oponente de fango, acto seguido dio un enorme salto hacia atrás e hizo girar su bastón provocando un ligero tornado que golpeó de lleno a su oponente, que comenzó a secarse, para que después el hombre-mono lo rematara con un golpe de su bastón destruyendo por completo al ser viscoso.
-A…a…a… ¡Por favor no me coma! –imploró Dana al sujeto que los había salvado.
-Tranquila hermana, él es un amigo. ¿Verdad? –Dijo Chin.
-Sí, sí, como digas. Y yo que pensaba que tú eras chillón, parece que es de familia. Odio cuando me pasa que me encuentran, es latoso, además que tengo que acompañarlos, bah ¡Qué basura!
-A todo esto… todavía no sé tu nombre.
-Sun Wakong. Ese es mi nombre no lo gastes chamaco, mira te digo, es un nombre bastante complicado hasta para mí, pero no se les ocurrió otro mejor, cuando sea inmortal otra vez me cambiaré el nombre por uno con más poder, a todo esto ¿Ves la tiara? ¿La ves? Sí, esta tiara que tengo en la cabeza, pues fue un engaño de una diosa para que cumpliese mi deber al ser liberado de la prisión de la estatua, me dijo “No, que te vas a ver más mono” “Que te queda bien” “Que con esto sí te podrán decir ‘Rey mono’” Patrañas.
-No… no entiendo.
-Que ahora tengo que ser la niñera de ustedes dos, y como su niñera les ordeno que me sigan y que no se orinen en los pantalones.
-Chin ¿Te orinaste en tus pantalones?
-¡No!
-No le mientas a tu hermana, como tu niñera te doy la orden que le cuentes todo lo que pasó, y mientras le cuentas, como su niñera les ordeno a los dos que me sigan que vamos a salir de este apestoso bosque.
-¿No sería mejor decir “niñero”?
-Mira mocosa, cuando te pida tu opinión de sabelotodo te la pediré y en ese momento tampoco hables. Como me hartan los chamacos, creen que lo saben todo, pero no saben nada. Síganme.
-Sí señor –Respondieron los dos a la vez mientras Sun Wakong comenzaba a caminar rápidamente.
Desde hace una semana le dije "¿qué tal que si hacemos un remake de toda la historia, metiendo nuevas habilidades, ataques, personajes, y un mejor final?". Me respondió que sí, y, bueno, después de unas cuantas semanas, hemos terminado dos capítulos. Más que nada, la historia la basamos en Viaje al oeste, historia de la cual surgieron un chingomadral de historias más, entre ellas, Dragon Ball.
Ahí les va el primero. Ah, sí, a ver si saben quién escribe cada capítulo.
¿Te has preguntado cómo comenzó todo? ¿Cómo el tiempo fue, es y será tiempo? ¿Qué hay de cierto en la vida y su origen? Ninguna de estas respuesta yo te puedo dar, mas hay alguien que logró desafiar las leyes de la muerte, logró enfrentar a los dioses y salir victorioso.
No obstante, el creador de todo, Dios de dioses, logró detener a este personaje. Su bondadoso corazón no le permitió quitarle el don de la vida, pero se decidió por quitarle la inmortalidad de la que gozaba nuestro personaje, a cambio de una promesa, la de recuperarla a cambio de completar un viaje en un futuro lejano.
Nuestro personaje, de esta forma, fue encerrado dentro de una estatua, para así conservar su vitalidad y juventud, sin moverse, sin poder vivir como se debe, una estatua hasta que su destino así lo indique.
-Odiaría que la leyenda de los pergaminos del tigre fuesen una mentira y haya viajado durante 3 meses en vano –decía un joven que no superaba los 15 años de edad, su piel era bronceada, de ojos oscuros y cabello castaño rojizo, facciones que eran propias de los pueblos sudamericanos, su altura no superaba el metro y sesenta y cinco.
-No sé cómo me dejé convencer para que me llevaras en tu viaje, una bella señorita como yo viajando con su estúpido hermano gemelo. Hermano el cual fue engañado para encontrar unos trozos de papel que le otorgaran poderes mágicos o alguna tontería así –Reclamó una chica de la misma edad, de facciones delicadas, piel bronceada, de cabello más claro que su hermano, y más baja que él.
-¡Cállate! Además, es un deseo, sea cual sea, sin reglas.
-Tú y tus historias, lo mismo dijiste cuando te vendieron una “lámpara mágica”.
-Eso no fue mi culpa, ¿Cómo iba a saber yo que era falsa y que no había genio hay dentro?
-¿Crees que si hubiese habido un genio el tipo te la hubiese vendido? Un poco de razonamiento hermanito.
-Bien, pero te digo, esto es real.
Ellos son Dana y Chin, son hermanos gemelos, que provienen de una familia bastante acaudalada. Pero ellos no se encontraban felices con su vida, no señor, ella por su parte estaba adelantada dos años en la escuela y ya estaba algo cansada del ritmo que le exigían, por otra parte, su hermano había repetido un año y le fascinaban las historias que involucraban magia, fantasía y sobre todo aventuras, él esperaba un día llegar a tener su propia aventura, cosa que ahora estaba logrando.
¿Cómo fue que acabaron aquí? Era un día de verano antes de que empezara el segundo semestre en la escuela donde ellos estudiaban. Chin, por ser un chico bastante curioso a veces llegaba a caer en la ingenuidad e incluso a la misma estupidez, por esa razón a veces era víctima de engaños, bromas y otras cosas por parte de sus compañeros, pero ese día él conoció a un hombre ya bastante anciano que vestía como un monje tibetano.
Aquel hombre se le acercó, y le sonrió de manera muy amable, y le dijo “Eres la persona indicada para terminar mi viaje, tienes un alma bastante pura, y tus deseos de aventura van más allá de lo que tú te pudieras imaginar” Dicho esto, le entregó un trozo de papel, bastante viejo, casi que se hacía añicos y le dijo “Este es uno de los 5 pergaminos secretos del tigre, sólo he logrado encontrar uno en toda mi vida, pero sé que si sigues a tu corazón mejor que yo encontrarás los demás” terminadas sus palabras el anciano siguió su camino dejando al muchacho con la mayor de las emociones, su búsqueda mística había comenzado.
Esa tarde llegó a casa como era costumbre, sus padres no estaban, la servidumbre bastante ocupada en los quehaceres y siempre solo en ese mar de gente, hasta que llegó su hermana quien volvía de sus clases de violín veraniegas. Chin le contó a Dana sobre los pergaminos, en un principio ella se rehusaba a escuchar a su hermano, hasta que éste la llevó al computador y buscaron acerca de la leyenda de los pergaminos secretos del tigre. Teniendo como único referente, casi irreal, de quien era ahora el gobernante del continente, Dana decidió por fin acompañar a su hermano, quizás porque estaba aburrida de su rutina diaria, quizás porque también le surgió el interés por la leyenda, o sencillamente para no dejar solo a su hermano, sólo ella lo sabe.
Durante un mes han viajado haciendo muchas peripecias, cruzando lugares inhóspitos, durmiendo a la intemperie, cosas que en su vida jamás habían hecho o pensado hacer.
-¿Sabes? Estoy cansada de hacer esto, un mes y nada, y tengo piquetes sobre los piquetes… ¡Chin! ¿Me estás escuchando?
-Sí, pero deja de chillar tanto, estoy seguro que el segundo trozo está cerca.
-Eso dijiste hace una semana y todavía nada.
-Es que ahora estamos a una semana más cerca que antes je, je, je.
-¡No me vengas con esas patrañas!
-Bien, bien. Dios, qué carácter.
-El mapa… préstame el mapa, quiero saber dónde estamos.
-El mapa, sí, aquí está… no espera, estaba por aquí… o quizás por acá…
-Chin, que no sea lo que pienso que está pasando.
-No, el mapa está aquí tranquila, sé que no lo cambié por… oh Dios…
-CHIIIIIIIN.
-Dana, este… yo te puedo explicar… digo… teníamos mucha hambre y no nos quedaba dinero, además que sabes que no había cajero… digo… ¡También es tu culpa!
-¿¡Mi culpa!? No puedo creer lo sínico que eres.
-Si tú tampoco hubieses tenido hambre no hubiese tenido que cambiar el mapa por esas manzanas, además te comiste más de la mitad de ellas.
-¿Qué no podrías haber intercambiado el mapa por un cerebro?
-¿Qué?
-Eso, si tuvieras aunque sea un poco de sesos no nos hubiésemos metido en esta situación.
-Oye, eso me ofende.
-Pues que bueno, porque eres un idiota, no sólo estamos metidos en un viaje sin sentido, sino que además nos perdimos y fue porque eres un idiota.
-Oye… oye… ¿Dana a dónde vas?
-Me vuelvo a casa.
-Pero no sabes el camino, te vas a perder…
-Bien dicho genio. Sabía que esto era una tontería –Dijo Dana mientras se devolvía por el misterioso bosque en el que estaban inmersos, un bosque poco denso, pero con los suficientes árboles como para ser llamado bosque.
Chin comenzó a seguir a su hermana que cada vez se alejaba más, siendo más complicado el seguirla, debido a que de un momento a otro la vegetación comenzaba a cambiar, hasta que llegó el momento que Chin perdió de vista a su hermana Dana. Chin se sintió perdido y solo, ya no veía a su hermana, y el bosque había cambiado de forma.
El muchacho desconsolado comenzó a correr a toda prisa hacia donde estaba el sol, que era la dirección que había tomado su hermana, arrancando ramas y maleza de su camino, hasta que tropezó con unas raíces que estaban más prominentes en el suelo y se fue de cara en contra de este, su frustración fue latente, y su culpabilidad por haber perdido a su hermana y por todo era grande, tanto que comenzó a llorar desoladamente.
En ese momento sintió una especie de lamento también, y alzó la mirada, en frente de él se encontraba una especie de pirámide escalonada bastante alta, y lo único que pasó por su mente en ese momento fue que era lo suficientemente alta, y que allí o estaba su hermana o podría serle más fácil encontrarla desde las alturas. Rápidamente corrió hacia el lugar y subió la mayor cantidad de escalones que pudo, sin darse cuenta unas extrañas sombras lo perseguían, y antes de llegar siquiera a la mitad se encontraba exhausto.
-Maldición, nunca pensé que esta pirámide fuese tan grande… -Dijo jadeando- Pero desde esta altura es seguro que encuentro a mi hermana –Recitó esperanzado mientras se volteaba a ver. Pero para su desgracia aquellas formas habían tomado forma antropóidea de más de dos metros de alto y dispuestas a matar al muchacho.
Una de las 6 sombras lanzó un fuerte puñetazo que Chin apenas logró esquivar y que destruyó el escalón en el que impactó. El miedo paralizó al muchacho que comenzaba a orinarse en sus pantalones, mientras otra de las sombras se abalanzaba, su miedo era tanto que apenas y reaccionó para eludir y salir corriendo del lugar. Como los escalones inferiores estaban bloqueados por aquellos seres, lo único que atinó fue a seguir subiendo.
El miedo de ser atrapado le daba el impulso para seguir subiendo cada vez más rápido, hasta que finalmente llegó a la cima de la pirámide, donde se encontraba una especie de templo, Chin por instintos corrió a refugiarse en aquel sitio, y en el centro de aquel lugar la estatua de lo que parecía un mono con forma de humano, vestido con vestimentas de un estilo armadura de los pueblos del lejano oriente, casi como un samurái pero sin tanta armadura. A los pies de ella lo que parecía un bastón de piedra pegado a un altar, y junto a éste, un montón de vasijas rotas que al parecer alguna vez contuvieron ofrendas como frutas, agua o de otros tipos.
-Que no me encuentren, que no me encuentren, que no me encuentren, que no me encuentren –dijo rápidamente el muchacho mientras lágrimas salían de sus ojos y se escondía debajo de la estatua de más de 3 metros. Comenzó a tomarse la cabeza mientras decía las mismas palabras cada vez más rápido, cuando escuchó un rugido a su lado. Se trató de una de las sombras que lo había encontrado y lo había golpeado con un fuerte puñetazo que lo mandó en contra de la pared, prontamente las otras sombras se reunieron en el lugar y alrededor del muchacho para darle muerte. El muchacho ya veía todo acabado cuando cerró los ojos y escuchó un fuerte impacto y al abrir los ojos su sorpresa no fue menor.
El mismo mono antropomórfico de la estatua estaba atacando a las sombras con el mismo bastón que ahora se veía como un palo café brillante con adornos rojos, además que aquel ser imponente como estatua no superaba más del metro ochenta, aún así, con una habilidad increíble comenzó a apalear a las sombras que caían a varios metros de distancia, pero rápidamente todas las sombras se unieron y formaron una especie de monstruo de brea que simplemente no tenía forma. Aquel hombre mono se le arrojó con una feroz patada voladora, pero al golpear al viscoso ser se hundió en él, y apenas pudo y logró sacar la pierna, de un momento a otro la masa oscura embistió al ser antropomórfico el cual salió volando por la entrada a aquel santuario impactando fuertemente con varios escalones. El hombre mono se incorporó rápidamente para saltar sobre aquella masa negra y comenzar a asestarle golpes con su bastón se forma bastante rápida y simultánea, de pronto le dio un golpe ascendente con su arma que lo alzó por el aire un par de metros, y aprovechando retrocedió unos metros para ganar más distancia, pronto vio a Chin que observaba la pelea con asombro y estupefacción.
El hombre mono se percató de aquello y corrió hacia el muchacho, lo tomó debajo del brazo y salió corriendo del lugar a saltos agigantados, Chin apenas y podía procesar lo que sucedía, mas no podía todo era tan irreal que pensaba que era un sueño.
-Muchacho, hueles mal, pero fuiste quien yo esperaba –dijo el hombre mono sin ver a Chin.
-Pe… ¿Perdón?
-Sí, hueles feo, enserio, como sea. Debemos escapar de esa cosa hasta que me sienta mejor, ya sabes eso de ser estatua por más de 4000 años es una barbaridad te digo, hace tiempo que no hablaba ¿Tienes idea siquiera lo que es no poder decir que quieres ir al baño? Bueno, creo que sí, te orinaste en tus pantalones ¿Qué edad tienes, 5? O sea, sólo un niño de 5 años o menos se puede orinar de esa forma en sus pantalones.
-Mi… ¡Mi hermana!
-¿Qué? Oye, oye no me confundas, ya de por si saber que a quien debo acompañar es a un muchacho que se orina solo es bastante raro. Ya explícate, que no tengo toda la vida ni el tiempo, bueno, tuve 4000 años siendo estatua, quiero recuperar el tiempo perdido.
-¡No, mono idiota! ¡Mi hermana está perdida! –Al terminar sus palabras, el hombre mono se detuvo abruptamente en su andar y dejo a Chin caer al suelo bruscamente.
-Escucha mocoso mal criado, primero Pantalones-mojados me debes más respeto porque salvé tu trasero de esas criaturas raras, segundo ¿Cómo que tu hermana está perdida? y tercero… aún no nos hemos presentado.
-¿Eh? Sí, me llamo Chin, y por favor, ayude a mi hermana. Ella se perdió en este bosque.
-Eso sí es complicado.
-¿Por qué?
-Este cochino lugar no ha cambiado en más de 4000 años, con excepción de la pirámide, y el monstruo negro que nos perseguía, sin olvidar esos árboles que han crecido mucho y el musgo que crece a su costado y me da asco la verdad. Pero sigue siendo el mismo cochino lugar. Acéptalo tu hermana ya murió, este bosque está encantado y nadie que se pierde aquí vuelve a su hogar, o por lo menos vivo.
-Ayúdeme por favor.
-¿Por qué? ya soy libre, no me interesa, es más, aquí te ves. Adiós –Dijo finalmente aquel ser mientras daba media vuelta y se largaba.
-Eh… -De pronto Chin comenzó a cambiar su expresión por una de rabia y pena – ¡Bien, si no me ayudas entonces lo haré solo!
-Hágalo solo, no me afecta.
El muchacho se levantó del suelo y salió corriendo en dirección opuesta al mono mientras gritaba el nombre de su hermana. Pasaban las horas pero nada lograba hallar y comenzó a frustrarse nuevamente, ahora se encontraba solo, y ni siquiera veía a aquel extraño ser que lo salvó.
Chin se sumía en una depresión inminente, pero luego escuchó un grito de chica, la voz de su hermana y fue corriendo en la dirección del sonido. Al llegar allá pudo observar como su hermana era atacada por un ser que estaba hecho de hojas secas y fango, él sin pensarlo aparentemente se lanzó en contra del ser que atacaba a su hermana, siendo inútil porque cuando dio el primer golpe su brazo se incrustó en el cuerpo del monstruo, su hermana nuevamente comenzó a gritar pero para advertirle que el brazo del repulsivo ser se convertía en una especie de bola gigante y estaba dispuesto a reventarle lo que golpeara con aquella masa viscosa.
Pero algo ocurrió en ese momento, el simio que lo salvó apareció nuevamente para salvarlo una vez más, pero esta vez él traía una especie de tiara en su frente, mas eso no le afectó en su manera de pelear, ya que le lanzó varios golpes con su báculo lo que provocó que soltase al muchacho. Luego con una serie que patadas rasantes sacaba pedazos de su oponente de fango, acto seguido dio un enorme salto hacia atrás e hizo girar su bastón provocando un ligero tornado que golpeó de lleno a su oponente, que comenzó a secarse, para que después el hombre-mono lo rematara con un golpe de su bastón destruyendo por completo al ser viscoso.
-A…a…a… ¡Por favor no me coma! –imploró Dana al sujeto que los había salvado.
-Tranquila hermana, él es un amigo. ¿Verdad? –Dijo Chin.
-Sí, sí, como digas. Y yo que pensaba que tú eras chillón, parece que es de familia. Odio cuando me pasa que me encuentran, es latoso, además que tengo que acompañarlos, bah ¡Qué basura!
-A todo esto… todavía no sé tu nombre.
-Sun Wakong. Ese es mi nombre no lo gastes chamaco, mira te digo, es un nombre bastante complicado hasta para mí, pero no se les ocurrió otro mejor, cuando sea inmortal otra vez me cambiaré el nombre por uno con más poder, a todo esto ¿Ves la tiara? ¿La ves? Sí, esta tiara que tengo en la cabeza, pues fue un engaño de una diosa para que cumpliese mi deber al ser liberado de la prisión de la estatua, me dijo “No, que te vas a ver más mono” “Que te queda bien” “Que con esto sí te podrán decir ‘Rey mono’” Patrañas.
-No… no entiendo.
-Que ahora tengo que ser la niñera de ustedes dos, y como su niñera les ordeno que me sigan y que no se orinen en los pantalones.
-Chin ¿Te orinaste en tus pantalones?
-¡No!
-No le mientas a tu hermana, como tu niñera te doy la orden que le cuentes todo lo que pasó, y mientras le cuentas, como su niñera les ordeno a los dos que me sigan que vamos a salir de este apestoso bosque.
-¿No sería mejor decir “niñero”?
-Mira mocosa, cuando te pida tu opinión de sabelotodo te la pediré y en ese momento tampoco hables. Como me hartan los chamacos, creen que lo saben todo, pero no saben nada. Síganme.
-Sí señor –Respondieron los dos a la vez mientras Sun Wakong comenzaba a caminar rápidamente.
Etiquetas: Ocio, Tiger Clashers
1 Comentarios:
Te dije que Clash eran un buena palabra, JUM
esferas por pergaminos
dragones por tigres
y gokus por Wokong
y ademas hay gemelos : )... Bullma? xd
Esta bueno.
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