Knights of Cydonia, the countdown still... 32 days left to go on

Recuento.
Nací, y el más vago y profundo recuerdo que tengo es una imagen mía a los tres años celebrando el cumpleaños 2 de mi hermana. Está todo oscuro y nosotros cantamos las mañanitas.
De ahí, todo empieza a hacerse más claro. No sé, siento que en ése instante empezó realmente mi vida. Ésa etapa es de los tres a los seis años, etapa difícil, déjenme decirles. Desde ése entonces me molestaban en la escuela, mi hermano y los primos. Blanco constante de sus bromas.
El recuerdo más triste de ésa época es cuando se cayó el edificio donde vivíamos, tuvimos que estar como nómadas, mientras el gobierno nos daba ayuda monetaria por indemnisación por el mal estado en el que se encontraban sus edificios (y siguen).
De ahí me transporto a la dura etapa de la primaria, seis años yendo a un lugar donde no te quieren por ser inteligente y de rápido aprendizaje, pero te quieren por ser alto, estúpido y peleonero. Al menos, así era mi primaria, y seguirá siendo así en varios lados. Fui de la escolta, y, sólo porque le caía mal a la maestra, no fui abanderado. Curioso, curioso.
De ahí, a la secundaria. Tres años de horror. Seguía siendo enano y me molestaban más por eso. El hecho de que cuando estaba en tercero fuese más pequeño que los niños de primero me hacía colorarme por la vergüenza. Pero ésa etapa no fue tan mala, fui a Francia por una semana y por varias semanas fui tema de conversación.
Igual, no les gustaba que fuese listo, aunque ahí eran más de un maestro, con lo que podían calificar tan arbitrariamente como querían. Me di cuenta que hacerles las tareas era sólo una pérdida de tiempo, debido a que te califican como quieren.
Prepa, cuatro años de prepa. Déjenme decirles que siento que ésta ha sido la mejor etapa de las anteriores. Desmadre, sexo sin control, drogas, comida chatarra, videojuegos, más sexo, amigos, ropturas de corazón, levanta muertos, alcohol, desmadre, en fin... hubo de todo en la prepa. Seguí la ideología de no hacer tareas, y la ideología que me forjé de no finjir ser alguien más, pero de no mostrar mis sentimientos. Fue duro tener que repetir el último año, peor aún, repetir sólo una materia, pero, no me puedo quejar. Ahí aprendí que la evaluación ya es un tanto diferente, no como en secundaria, pero sigue siendo arbitraria. Le caes mal a un maestro, recursas, fácil. Le caes bien a uno, sacas diez, fácil. Además, quedarse con el estigma de "tu hermano era más inteligente y capaz, ¿por qué tú no?". Con ganas de responder un "apuesto a que mi hermano no hacía lo que yo hago, y eso me deja conforme". En lo que recursaba, conseguí varios trabajitos, hasta que me dieron el trabajo semi fuerte y el ya fuerte; Cinemex. Fue un hígado trabajar ahí, no odio haber estado ahí, tuvo sus ratos, tuvo sus ratos, pero, no del todo me complace haber estado, ya que, como en la escuela, si le caes bien a los gerentes, sin problemas puedes ser tú uno; caso contrario... harán todo para que te vayas, aunque así tengan que invertir su odio hacia ti durante más de seis meses. Y si, digo odio, cuando les importa tanto lo que haces y cómo pueden correrte, ya es odio.
Ahora, universidad, ya llevo un año ahí. Faltan 32 días y mi segundo semestre habrá concluido. En más o menos... 17 días me iré de práctica a Acapulco, sigue dándome miedo, nunca me ha gustado viajar en autobús, y, contrariedad, viajé en uno cuando fui a visitar al Fera. En fin, ésta etapa ya me hizo darme cuenta que la mentalidad secundaria-bachillerato no sirve, no sirve para nada. Las tareas que te dejan son por algo, los trabajos que te piden son por algo. Todo tiene su razón, y, lo que me gusta de Ingeniería, te explican para qué y por qué te dan los conceptos vistos. El chiste no es hacer recetas (contaduría) o tratar de hacer todo lo más utópico, hablando desde el punto de vista conceptual (ciencias), pero, si, se trata de darle uso a lo que te enseñan.
En fin, mi última historia fue publicada en fansektor, veánla si quieren. Bien, he conocido gente interesante en éstos veinte años, y espero vivir unos sesenta años más para conocer al triple de gente que he conocido, y, ¿quién sabe? Visitiar a cada una de esas personas cool.